PREVENIR DE LA VIOLENCIA POR ARMAS DE FUEGO EN NUESTRAS COMUNIDADES
Todas nuestras comunidades necesitan y merecen ser seguras, y ser libres de la amenaza de las armas de fuego. De manera trágica, conocemos cómo la violencia por armas de fuego ha tomado la vida de incontables amigos y familiares. Cuando los estudiantes están en le colegio deben estar enfocados en el aprendizaje, no en buscar un lugar seguro en sus salones para esconderse. Las familias deberían sentirse seguras en los centros comerciales, en sus centros de culto y en sus vecindarios.
Yo apoyo la prevención de la violencia por armas de fuego que tenga en cuenta medidas de sentido común y que proteja a nuestras comunidades. Oregón has sido un Estado líder en el país en cuanto a la aprobación de leyes coherentes de prevención de la violencia por armas de fuego, y esas medidas han salvado vidas. Ya es tiempo de que el gobierno federal apruebe leyes similares para proteger a las personas en todo el país. Acompañé con vehemencia a los estudiantes de Marjory Stoneman Douglas High School el Capitolio cuando marcharon para urgir la acción congresal, y como miembro de la Fuerza Especial de Prevención de la Violencia por Armas de Fuego, ayudé en la aprobación de legislación histórica que ha puesto como requisitos revisiones amplias y universales de antecedentes para cerrar así los vacíos legales que hacen posible que personas peligrosas tengan acceso a armas de fuego. Estoy a favor de sacar de las calles las armas de fuego automáticas y de cerrar el llamado “vacío legal del novio” (boyfriend loophole, en inglés) que deja a muchos sobrevivientes del abuso doméstico en peligro. Más de 100 personas mueren al día por armas de fuego, y más de 60 de esas personas se suicidan. Continuaré en mi lucha para lograr el acceso a los servicios de salud mental y a recursos, para que las personas que tienen necesidades de atención a su salud mental, incluyendo los veteranos, la tengan.
No hay duda de que hay políticas que pueden salvar vidas, y yo continuaré en la lucha por conseguir los recursos y el apoyo a las comunidades que sufren el trauma de la violencia por armas de fuego. Nunca podremos reemplazar las vidas perdidas de aquellos que murieron por armas de fuego, pero si podemos dar ayuda a nuestras escuelas, a las familias y a las comunidades afectadas.